¿Tuviste la oportunidad de ver la película “Bajo Anestesia”? Esta cuenta la historia de muchacho que por diferentes motivos tuvo que ser operado para transplantarle un corazón.
Pero, ¿qué pasaría si alguna persona vive la misma historia del protagonista de la película y en lugar de estar anestesiado, como sucede en toda operación para no sentir nada, sucede lo contrario? Sentir y escuchar todas las conversaciones de los médicos, pero no poder hacer que su cuerpo reaccione.
Y es que muchos pensarán que estas historias sólo ocurren en películas como “Bajo Anestesia”, pero este no fue el caso de Luís Enrique Mejías Conde, de 35 años de edad, habitante de Tronconal II, en Barcelona.
Hace 9 años, Mejías fue a su consulta en el Hospital Luis Razetti de Barcelona para la operación que tenía prevista ese jueves a las siete de la mañana.
“Llegué temprano con mi mamá, ya que estaba nervioso, me habían dicho que no tenía por qué preocuparme porque era una operación ambulatoria”, comenta.
Al pasarlo a quirófano, Luís se encomendó a Dios ya que lo iban a operar de una ernia inguinal, le colocaron anestecia general para que estuviera más confiado y no sintiera nada. “Escuchaba a todos los médicos hablar, y no sabía por qué pasaba esto si ya debía estar dormido”, cuenta.
Se decían entre ellos: “opéralo tú, no opéralo tú”. Mejías cuenta que cuando la doctora que decidió hacer el trabajo pasó el bisturí sintió que lo cortó y gritó con todas sus fuerzas, pero no podía abrir los ojos.
Sólo escuchó que lo doctores decían que debían volverlo a anestesiar porque “eso no le hizo nada”.
Cuenta Mejias que los médicos no le quisieron dar la cara por lo sucedido y que sólo una enfermera le dijo que él presentaba un enema pulmonal por lo que la operación se complicó.
Por: Maryelys Bermúdez.
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