martes, 14 de junio de 2011

Una nube detuvo el tiempo de manera temporal

     ¿Y cómo se detiene el tiempo? Te estarás preguntando,  la realidad es que al momento de abordar un avión siempre se hace con mente positiva, pensando que en cierta cantidad de tiempo llegarás a tu destino. 

El cual no fue el caso del vuelo 502 de la compañía española Aviaco. Al mando del comandante Carlos García Bermúdez, surcaba los cielos cubriendo el trayecto entre Valencia y Bilbao. Cuando se aproximaban al aeropuerto de Sondika (Bilbao), un espeso y opaco manto de nubes se situó a un kilómetro de altura. Esto ocurrió el 31 de enero de 1978.
Los cielos grises y nublados del País Vasco modificaron su plan de vuelo para cambiar su destino y dirigirse hacia el aeropuerto de Santander, a unos cien kilómetros y con unas condiciones meteorológicas más propicias para el aterrizaje. El comandante Bermúdez modificó la trayectoria del avión y lo situó a 10000 metros de altura en dirección hacia Santander, en apenas 15 minutos tomarían tierra en el nuevo destino, sin embargo, en ese momento, algo anormal apareció frente a ellos
La tripulación pudo observar cómo una enorme nube se formaba de la nada, era lenticular, compacta, enorme y tan brillante que tanto piloto como copiloto tuvieron que ponerse gafas protectoras para poder ver con normalidad.
Penetraron en el interior de la nube a 22 millas del aeropuerto de Bilbao y, a los pocos instantes, todo el instrumental electrónico pareció volverse loco. Las comunicaciones con tierra se perdieron y los esfuerzos del copiloto y del operador de radio para contactar con los aeropuertos de Bilbao o de Santander fueron en vano. El contador espacial del avión empezó a marcar que estaban al revés o, lo que es lo mismo, que llevaban una trayectoria contraria a la que realmente llevaban. Las seis brújulas electrónicas que llevaba el avión dejaron de funcionar al mismo tiempo y en el horizonte artificial que muestra la horizontalidad del avión, éste aparecía boca abajo
Durante siete minutos, la situación fue más que angustiosa para el comandante Bermúdez que, con más de 11500 horas de experiencia en vuelos comerciales, jamás se había visto envuelto en una situación semejante.
Después de aterrizar, los pasajeros contaban sus experiencias dándole gracias a Dios por estar vivos. Se estudió el caso y hay posibilidades de que hubieran quedado atrapados en algún tipo de carga de electricidad estática, pero cualquier explicación quedó descartada.

Por: Olga Salón.
@Marola87

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