El aeropuerto José Antonio Anzoátegui de Barcelona también tiene sus enigmas, pues en las madrugadas los taxistas y el personal que tiene que estar allí para despachar el primer vuelo, aseguran que siempre ven a un hombre caminando y cuando sienten que lo están alcanzando, la imagen se desvanece.
Hace más de tres años falleció Don Isidoro, quien era el cafetero preferido para aquellos que le encanta ese guayoyo hecho en casa. Andrew Gómez, ex trabajador de Aeropostal y hoy día Gerente de Conviasa, expresó que al llegar a la entrada del aeropuerto, se ve un señor mayor, caminando con dos termos de café. “Todos decimos que esa es el alma de Don Isidro, no descansa en paz o es que está esperando algo”, dice.
Lo cierto es que Don Isidro llegaba todos los días de 4:30 a 5:00 de la mañana al terminal aéreo, pero un día a los taxistas y los trabajadores de las líneas aeroportuarias se les hizo extraño que no lo vieron. Pero como el único dato que tenían de él es que vivía en los ranchitos que están por el lado del mercado bolivarianos, no sabían cómo ubicarlo. Meses más tarde, un chico llegó al terminal a vender café, diciendo que era nieto del señor y que una enfermedad inesperada lo mató y por eso él ha tenido que salir a trabajar.
En la actualidad, este muchacho ya es un adolescente y trabaja embalando las maletas de los pasajeros, mientras el espíritu de su abuelo deambula por el lugar.
Por: Olga Salón.
@Marola87
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