Relato oscuro de la noche: Mariposas negras

Alex siempre fue un chico rebelde, de esos a los que el mundo le vale madres y que disfrutan pateando traseros. La mayoría de las veces andaba agarrado de manos de chicas a las cuales él llamaría "levantes". Sus fines de semana tenían un plan seguro: salir a beber y rockear en el bar de turno. Pero ese sábado fue la excepción.

Alex estaba en su cama, pensando a qué hora saldría y escuchando Megadeth, sin nombrar sus ganas de incendiar el mundo por no haber ido al concierto en Valencia. Pero ese no es el tema.

Al rato se vio entrando a un conocido local de la ciudad, lleno de gente sudorosa y chicas con escotes tremendamente sexy. Se dirigió a la barra, saludó a unos panas y la vio. Ella era una rubia preciosa, de esas que parecen comerse el mundo con la mirada.

Vestía un modelito negro que dejaba ver perfectamente su delgada cintura y el escote mostraba sus desbordantes senos. Sorpresivamente, se acercó a Alex y la conversación empezó a fluir.

Una hora más tarde, estaban en un cuarto de hotel, conocido por él. Ella nunca le dijo su nombre pero le parecía tan sexy que estaba desesperado por hacerla suya. Entre besos, empezó a desabotonar su negro vestido y en ese momento todo se paralizó.

         Al quitárselo, Alex no vio su piel.

Un millón de mariposas negras salió volando de manera desesperada, como si desde hace años deseaban liberarse. El cerró los ojos, completamente desconcertado.

         De repente, sintió un ligero cosquilleo en su mejilla derecha.

Abrió los ojos, seguía en su cuarto y una mariposa negra estaba posada en su cara.

Todo fue un sueño.

Un maldito sueño. 

Por: Yasdelia Mongua.

@Yasde