Dicen que todo sucede por algo. Y el caso de Elena Oliveros, habitante de Guanta, lo confirma. Esta señora recuerda que una noche salió a compartir con sus amigos, y al regresar se topó con la famosa aparición de El Silbón.
Al parecer, cuando salió del lugar de donde se encontraba compartiendo con sus amigos, el carro se detuvo por falta de gasolina. Tomaron un taxi y a mitad de camino, éste se descompuso, por lo que le tocó buscar otro medio de transporte.
Pero eso no fue todo, al salir del local, fue allanado por la policía. La noche parecía ir de mal en peor. Y sí, todo se tornó peor para Oliveros, quien al llegar al lugar donde vivía se encontró con un hombre vestido con un liquiliqui blanco.
El robusto hombre, no dejaba ver su cara por el sombrero que llevaba y lo acompañaba un perro. Subió las escaleras caminando delante de ella y en todo el camino no dijo una sola palabra, sólo silbó.
Al llegar a su hogar, Elena lo vio pararse justo en la puerta de la vivienda y sólo oyó cuando él le dijo: “hola, Elena”, con una voz muy fuerte. “Sólo corrí a la casa de mi vecina y juntas, asustadas, lo vimos alejarse del lugar, hasta desaparecer”, comenta.
Oliveros aprendió una lección: no llegar tarde a casa y que las historias que cuentan en las calles de Venezuela, tal vez sean ciertas.
Por: Yasdelia Mongua.
@Yasde
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