Cuatro mejores amigas viajando solas a Margarita suena muy tentador, ¿cierto?
Vicky, Marby, Gisele y Dayi fueron a celebrar el cumpleaños de esta última en la “isla del encanto”.
Por supuesto, la celebración se extendió, por lo menos, tres días más.
Todas lucían hermosas, donde se paraban todos volteaban a mirarlas e irradiaban una suerte de energía positiva que contagiaba al mundo.
Fueron a todas las playas que pudieron, vieron (y conocieron) a tantos chicos como desearon, cantaron cumpleaños en la orilla del mar.
En el resort donde se hospedaron conocieron a Dillon, un canadiense de unos 40 años.
Guapo, alegre y atraído endemoniadamente por Marby.
La segunda noche después de conocerlo, les invitó un trago.
El trago se convirtió en tres botellas de vino, en la piscina, hablando de sus aventuras por el mundo.
No se puede negar, el canadiense presumía de su fortuna y las chicas lo veían como el hombre perfecto (guapo, extranjero, adinerado y sociable).
Él daba a entender que no quería aprovecharse de eso.
Dayi fingió un leve dolor de cabeza y Gisele la acompañó a la habitación.
Vicky decidió dar un paseo por el lugar.
Dillon besó a Marby y se la llevó a su habitación.
A lo lejos, Vicky los vio subir y sonrió, cómplice de las aventuras de su amiga.
Al día siguiente, las chicas comentaban lo ocurrido y envidiaron la suerte de la chica.
Gisele miró el reloj.
-Wow! Son las 12 y Marby no ha regresado- dijo.
-Se fue con Dillon para Canadá- comentó, entre risas, Vicky.
Decidieron arreglarse y bajar a almorzar.
Entre conversaciones se hicieron las 4:00 de la tarde y nadie había visto a Marby.
Preguntaron a un trabajador del hotel.
-El señor de la 201 se retiró hoy en la mañana.
-¿Cómo dice?, ¿iba acompañado?-preguntó, extrañada, Gisele.
-No, salió sólo con su equipaje-contestó el chico.
En ese instante entró corriendo, asustado, uno de los muchachos de la limpieza.
Se dirigió al chico del lobby:
-Hay un cuerpo- tomó aire- en la tina de la habitación 201.
-¿Qué?, ¿un cuerpo?, ¿de quién?
-Es una chica- gritó- su cabeza no está en el lugar, ¡vengan rápido!
Lo último que se escuchó en el lugar fueron los gritos de Vicky y sus amigas, quienes desesperadamente subieron a ver la sangrienta escena...
Por: Maryelys Bermúdez.
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