En la zona rural de Barcelona, específicamente un lugar conocido como Tabera, hacia la vía de Naricual, Barcelona, la familia Vargas tiene desde hace más de 30 años un negocio de comida muy popular en este pueblito.
Liliana, la hija mayor de la señora Juana, desde pequeña ayudaba en la preparación de las hallacas que luego se venderían a los turistas y visitantes.
Todas las noches éstas se sentaban en el patio para empezar con los preparativos, pero siempre, según cuenta Liliana, había un animalito observándolas.
"En estos lados en muy común escuchar sobre la pavita, ese pájaro de mal agüero", dice.
Una noche, la señora Juana le dijo a su hija que algo malo se aproximaba porque ya iban varias noches que este animal les hacía compañía.
"La gente de antes creía muchas cosas y mamá era una de ellas", cuenta Liliana.
Llegó el mes de diciembre y todavía en las noches frecuentaba "la pavita" cerca de donde ellas preparaban las hojas y el pabilo.
"Duraba como una hora mirándonos y luego comenzaba a hacer un sonido extraño. Mamá decía que había que decirle groserías para que el animal se fuera, pero yo no lo hacía", expresa.
Un 31 de diciembre del año 1995, Liliana se encontraba en su casa comiéndose la hallaca, cuando se percató que el mismo animalito estaba parado mirándola y cantó.
"Me asusté y el corazón se me aceleró, no sé porque pensé en mamá", cuenta. Liliana escuchó sonar el teléfono, era su hermana para avisarle que su madre, la señora Juana, había muerto.
Por: Maryelys Bermúdez.
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